Quédate hasta que se muera la luz, hasta que se extinga la aurora, quédate hasta que dejen de brotar lágrimas del manantial de mis ojos, quédate hasta que mi vientre se aplaque con el roce de tu mano áspera, quédate hasta que el dulce tono de tu voz nuble al de los putos ruiseñores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario